Después de solventar algunos problemillas técnicos con la apertura del blog empezamos con las primeras recetas, que son dos en una: ¡¡¡CROQUETAS y BECHAMEL!!!
Hay tres factores fundamentales para alcanzar la croqueta perfecta:
- Bechamel Jugosa y de consistencia adecuada.
- Relleno.
- Cobertura Crujiente y dorada.
Todos sabemos reconocer una buena croqueta, el exterior está bien rebozado, con aspecto doradito (a poder ser NO grasiento); cruje al morderla, y por dentro está suave y sabrosa. El tema del relleno es más controvertido y va en gustos, hay quien prefiere los tropezones grandes y a quien le gusta más que la mezcla interior sea uniforme. Quizá lo único en lo que todos coincidimos es que el sabor del relleno debe ser reconocible al primer mordisco, no hay nada más triste al comerse una croqueta que acabar mirando al infinito o al comensal de al lado intentando averiguar de qué está rellena.
La bechamel: Es una de esas salsas que a la gente le cuesta aprender. Yo sé hacerla desde pequeñita porque mi madre me ha tenido horas de infancia babeando junto a sartenes de bechamel, por lo que acabó nombrándome removedora oficial de la bechamel. Si tenéis el libro de Simone Ortega (imprescindible de cualquier cocina) utiliza un método muy parecido:
INGREDIENTES:
- 3 ó 4 Tenedores de Harina.
- 1 Cubito de Caldo tipo Starlux, Knorr, etc.
(A poder ser acorde con el relleno, a saber: carne, pescado o verduras)
- 2 ó 3 Cucharadas de Aceite de Oliva.
- Leche
PROCEDIMIENTO
En una sartén a fuego medio calentamos el aceite, (se puede hacer con mantequilla, pero es más fácil que se queme) y con un tenedor (sin rallar el fondo de la sartén, por favor) vamos disolviendo la harina, si vemos que está espesando muy rápido, podemos retirar del fuego, tranquilamente y seguir disolviendo la harina.
Una vez que toda la harina está bien remojadita en el aceite caliente y empiezan a salir burbujitas (sucede muy rápido), añadimos un chorrito de leche (yo siempre la uso desnatada sin problemas) y el cubito de caldo. A fuego flojo vamos removiendo sin pausa, pero sin prisa, con el tenedor y añadiendo leche en pequeños chorritos a medida que vaya espesando a nuestro gusto. En unos 10 / 15 minutos estará terminada, a mí no suelen salirme grumos, pero si aparecen es cuestión de remover y añadir un poquito más de leche (si tienes prisa, la batidora también los elimina rápido).
Ya tenemos una bechamel maravillosa y espesita para hacer
las croquetas. Ahora mézclala con el relleno que quieras. Aquí las hemos hecho
restos de carne del cocido (Pollo y Morcillo) el chorizo y el hueso de jamón
cocidos le dan un sabor demasiado fuerte para mi gusto. Si utilizáis verduras o
pescados intentad que no aporten nada de agua a la bechamel para que no se
estropee la textura.
Lo ideal para hacer la forma de las croquetas es dejar
enfriar la bechamel extendida sobre una bandeja durante toda la noche, incluso
un golpe de frío en el congelador antes de amasar os facilitará la tarea
bastante.
Rebozad cada croqueta en pan rallado y huevo antes de freírlas
en abundante aceite, para evitaros deformidades y sustos al freír es
recomendable que dejéis secar unos minutos antes de meterlas en la sartén, que
debe estar muy caliente, de esta forma el huevo habrá escurrido un poco.
Lo ideal es que el aceite cubra la croqueta a la hora de freír;
al sacarlas podéis eliminar el exceso de grasa con papel de cocina.
Espero que hagáis la
prueba y me comentéis vuestras experiencias, sugerencias, etc.
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