Esta es una receta conocida a nivel mundial y que hoy os traigo como homenaje a mi madre, la gran bizcochera que nos deleita con meriendas y desayunos recién horneaditos. No os esforcéis en insistir, mi madre es la que hace los bizcochos más mejores del mundo y punto. No me importa si vuestras madres son reposteras profesionales, o si sus bizcochos son la repera, los de mi madre: ¡SON LOS MEJORES!
Pero como soy muy buena y quiero que todo el mundo los pueda disfrutar, aquí va la receta con su permiso.
INGREDIENTES
- 1 Yogurt de Limón
- 1 de Aceite
- 2 de Azúcar
- 3 de Harina
- 1 sobre de levadura química
- 3 huevos
ELABORACION
Cuando hayáis leído la lista de ingredientes, seguro que algunos habréis pensado
"¿¡¿ 2 de Azúcar?!?!, ¡¿¡¿ 3 de Harina?!?!, esta tía se ha vuelto loca..."
Pues no, tranquilos, es que este bizcocho es muy fácil (sobre todo de recordar) porque todas las medidas se hacen con el mismo vasito de yogurt: 1 vasito de yogurt, 1 vasito de aceite, 2 vasitos de azúcar y 3 vasitos de harina (1, 2 y 3). Sencillo, ¿verdad?
Antes de empezar a mezclar ingredientes, os recomiendo que preparéis el molde para vuestro bizcocho. Si no tenéis mucha maña desmoldando, lo mejor es utilizar un molde redondo de los de aro extensible. Embadurnad bien todo el interior del molde con mantequilla (también vale margarina) y espolvoread de forma uniforme un poco de harina por encima. Para repartir bien el harina, podéis dar golpecitos suaves al molde mientras lo vais girando. Cuando ya lo tengáis preparado, metedlo a la nevera hasta que vayamos a necesitarlo.
Ponemos el horno a precalentar a unos 180 º con calor arriba y abajo.
En un bol mezclamos los huevos, el azúcar y la levadura con el yogurt de limón. Hay que remover muy bien con un tenedor o con las varillas. No es muy importante que quede batido, lo más importante es que en la mezcla no queden grumos, así que si veis que no tenéis fuerza suficiente para batir la mezcla (luego se vuelve cada vez más espesa al añadir el harina) no pasa nada si solo removéis con energía hasta que todo esté muy bien mezclado y sin grumos.
Vamos añadiendo los vasitos de harina poco a poco sin dejar de remover y deshaciendo todos los grumos que se formen. En último lugar añadimos el vasito de aceite. En mi casa siempre hemos utilizado aceite de oliva, pero tengo entendido que con aceite de girasol también se puede hacer, aunque no sé yo si quedará igual de rico.
Una vez que tenemos todos los ingredientes mezclados y se ha formado una mezcla espesa y uniforme, vertemos esa mezcla en el molde que teníamos en la nevera y lo metemos al horno.
El tiempo de horneado varía de un horno a otro, pero está alrededor de los 25 minutos. Estad muy pendientes porque una vez que esté hecho la superficie se os puede quedar con un par de minutos de más en el horno, y es una pena que un bizcocho que está riquísimo quede feo por fuera. Si tenéis dudas, pinchad con un palito de brocheta para ver si ya está cuajado por dentro. Si el palito sale limpio, el bizcocho está listo.
Este puede parecer un bizcocho muy simplón, pero esperad a ver cómo los decora mi madre...además me hace especial ilusión enseñároslo porque las fotos las hicimos el día de Navidad mientras preparábamos una merienda en familia, y para mí fue un día muy especial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario